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LUIS BRITTO, RUBÉN NO |
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Estudia Rubén no te jubiles Rubén no fumes Rubén no salgas con tus amigos Rubén no te pelees Rubén, Rubén no te montes en la parrilla de las motos Rubén estudia la química Rubén no trasnoches Rubén no corras Rubén no ensucies tantas camisas Rubén saluda a tu tía Paulina Rubén no andes en pandilla Rubén no seas tan enamorado, Rubén no hables tanto, estudia la matemática Rubén Rubén no te metas con la muchacha del servicio Rubén no pongas tan alto la radio Rubén no cantes serenatas Rubén no te pongas de delegado de curso Rubén no te comprometas Rubén no te vayas a dejar raspar Rubén no le respondas a tu madre Rubén, Rubén córtate el pelo, coge ejemplo Rubén.
La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico. Ed. Menoscuarto, 2005
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| GABRIEL CELAYA, BIOGRAFÍA |
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No cojas la cuchara con la mano izquierda. No pongas los codos en la mesa. Dobla bien la servilleta. Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece. ¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes? Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero. Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos? La cultura es un adorno y el negocio es el negocio. Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas. Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto. No bebas. No fumes. No tosas. No respires. ¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos. Y descansar: morir.
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| RAFAEL GUILLÉN, POEMA DEL NO |
| Me decías que no. Por tu mirada pasaban barcos lentamente. Había gaviotas en tus ojos, en tus blandos, oscuros ojos grandes, donde iba cayendo la amargura como un anochecer de altas sirenas en los puertos del Sur. Me decías que no serenamente. Era un no original, que ya existía antes que tú, que hablaba por sí mismo mientras que tú, impotente, absorta, fijos en mí tus ojos, lo sentías vivo, palpabas su raíz por tus adentros. Era un no adivinado, mudo, pesadamente silencioso. Tu duro cuerpo tibio me decía que no, sin causas, iba replegándose, como si volviese a la infancia. Tú no eras. Me decías que no, y en tu mirada cabalgaba un dolor que yo diría maternal. Un dolor implorando comprensión. Un no de contenida pesadumbre, pero total, abierto, levemente asomado a las playas del llanto. Me decías que no lejana, sola, terriblemente sola, maniatada, sin un porqué donde apoyarte, pero era no, era no, sin gritos, no...
Los puertos, las sirenas, los barcos en la noche, todo iba perdiéndose, alejándose. Yo, delante de ti, triste, abatido. |
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| MARIO BENEDETTI, NO TE SALVES
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios
no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana
y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo
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Canciones de amor y desamor, Poemas de otros (1973-74)
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| JULIO CORTÁZAR, ENCARGO
No me des tregua, no me perdones nunca. Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves. ¡No me dejes dormir, no me des paz! Entonces ganaré mi reino, naceré lentamente. No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante; tállame como un sílex, desespérame. Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos. Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas. Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces. No me importa ignorarte en pleno día, saber que juegas cara al sol y al hombre. Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo, lo que nadie te pide: las espinas hasta el hueso. Arráncame esta cara infame, oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre. | |
LUISA CASTRO, BUCEA
No llenes el foso de cocodrilos, no lo hagas, bésame, yo luego no podré tirarme de cabeza y todo terminará como siempre sin haber empezado. Llévate mi vida, deja en paz mi pelo, lleva todo lo que tengo, nunca encontrarás el nudo oculto de mi cabeza, no me des la lata más, no me dejes un regalo ni quieras beberte mi copa, llévate mi vida y no me mires más.
Sólo bucea, clava el arpón en tu presa, afina y discierne porque ya no eres joven. |
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PEDRO SALINAS
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo."
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LUIS GARCÍA MONTERO, CANCIÓN SUICIDA
No obedece el futuro,
ni el pasado obedece,
ni siquiera los días
contables del presente.
Tampoco las palabras
escritas obedecen.
Son un destino al margen,
unas canciones débiles,
como las caracolas
tocadas de cipreses
que dejan en el viento
las verdades sin suerte.
No obedecen las cartas.
La escopeta obedece
el enigma que sufren
los relojes de nieve.
Porque el tiempo es un curso
sin corazón ni leyes
que olvida las historias
y jamás obedece.
Obedeció el disparo
del suicida en la frente.
Allí, junto a sus cosas,
le obedeció la muerte.
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ÁNGELA FIGUERA AYMERICH
No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.
No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.
No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.
No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.
No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.
No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.
No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.
No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.
No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.
No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO…
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CRISTINA FERNÁNDEZ
Todo lo demás
Y si tenía ese sueño, lo demás no importaba.
Roberto Bolaño
No tengo casa, no tengo dinero, no tengo trabajo.
No tengo ni oficio, ni beneficio.
No cotizo, no improviso, no viajo.
No invierto, vivo en el desierto,
no voy a ningún concierto.
No pago impuestos, no contribuyo,
no ingreso, no facturo, no inauguro.
No publico, no estreno, no gano
ningún premio.
No me reconocen,
no me conocen,
no me conceden,
no me merecen,
no me entrevistan,
no me memorizan,
no me necesitan,
no me alaban,
no me citan,
no me visitan,
no me saludan,
no me postean,
me ningunean.
Tengo sueño,
tengo un sueño.
Y todo lo demás.
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YASMINA REZA
No conozco las lenguas, ninguna lengua, de mi padre, mi madre, mis ancestros, no reconozco ni tierra ni árbol, ningún suelo fue el mío como cuando se dice yo provengo de tal sitio, no hay suelo de donde yo pueda experimentar la nostalgia brutal de la infancia, ni suelo desde donde escribir quién soy, no sé de qué savia me he nutrido, la palabra natal no existe, ni la palabra exilio, una palabra que sin embargo creo conocer pero es falso, no conozco ninguna música de los inicios, ninguna canción, ninguna nana, y cuando mis niños eran pequeños yo los arrullaba en una lengua inventada. ¿De dónde era mi padre? Ni él mismo podía decir de dónde provenía, de Tashkent, de Samarcanda, lugares que jamás había visto, de Moscú, donde había nacido, de Alemania, donde había aprendido su primera lengua más tarde olvidada, de ninguna parte de la que él haya podido hablar, de la que él haya conservado alguna huella salvo en su cuerpo, en sus ojos y en la brutalidad de ciertas maneras. [...]
No tengo casa, de vez en cuando sueño con una casa, no una casa de vacaciones sino una casa donde amortajarme. No quiero el bienestar sino la austeridad. Sueño con un refugio. Y quiero colinas y bosques para pasear. [...] No tengo raíces, no estoy plantada en ningún suelo. No tengo orígenes. Cuando veo los periódicos iraníes, rusos, judíos, húngaros, sólo veo allí palabras que he dicho. No tengo imágenes, ni luces, ni olores, nada. Tampoco hay fotos.
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